antigua cabaña refugio |
cabaña con cubierta de tejas |
Tal vez al tomar esta decisión influyera que los dos tuviéramos un poco de conocimiento de la naturaleza, el como montañero de casi toda la vida y yo como cazador desde temprana edad.
Pere empezó a cazar conmigo en este coto en la temporada 86-87, yo ya llevaba cazando allí desde ocho años atrás, y lo dejaríamos en la temporada 94-95 al llegar un nuevo guarda cargado de ordenes, leyes y restricciones a las que no aceptamos someternos.
Salimos como cada día, aun de noche, ya que el camino a recorrer era desde L'Hospitalet de Llobregat (Barcelona) hasta Verdú (Lérida); es decir, 135 kilómetros aproximadamente de ida y otros tantos de vuelta, mas los recorridos dentro del coto.
Al llegar al coto, aun oscuro, esperamos hasta percibir la luz del nuevo día, muy nuboso y amenazante pero sin llover, así que empezamos a cazar, pero no era la hora del taco aun cuando empezó a llover cada vez más y más fuerte, obligándonos a retirarnos casi de inmediato.
En aquellos tiempos, este coto era una maravilla. Caza salvaje, bastante perdiz, mucho conejo, bastante torcaz y algunos zorzales, ademas de las palomas bravías que en ocasiones ayudaban a fundir los cartuchos de la canana. En cuanto al terreno, llanos, manchas de pinada, altiplanos, largas tiras de carrasca con algunos pinos, márgenes, campos de cultivo, pero sobre todo muchas viñas sin emparrar, pudiendo pasar entre ellas sin dificultad alguna. Otra maravilla era la gran cantidad de cabañas distribuidas por el coto, donde en un momento dado podías refugiarte de las inclemencias del tiempo, todas ellas de piedra con tejado recto o arqueado de piedra. Algunas contaban incluso con cisterna de agua, comedero para las caballerías y chimenea.
artesano trabajando la cerámica |
fiesta cerámica Mayo - Junio tel. info. 973347007 |
Mi compañero Pere, empleado de banca y con rango importante, es un sibarita de la buena cocina, así que de cazar solo y con bocata para no perder demasiado tiempo, pase a cazar acompañado y a comer como un rey. Nuestras mujeres nos preparaban unos suculentos guisos de ternera, pollo, conejo o lo que encartara y nosotros nos lo calentábamos en un hornillo de gas. Otros días era una parrillada de carne a la brasa, o cualquier otra delicía; eso si siempre regado con vino de la cooperativa del pueblo, excelente por cierto.
En ese día de lluvia incesante, encendimos fuego a la entrada de la cabaña, nos calentamos nuestro guiso y nos dispusimos a comer. Seguidamente tomamos café y unos chorrítos de brandy, ya con la barriga saneada el puríto en la mano y agregando algún que otro tronco para mantener la lumbre viva, empezamos la tertulia, casi agotando el día entero. Era algo maravilloso, solo el susurro de la lluvia al caer perturbaba un poco la paz de aquella cabaña, que a pesar de todo daba una sensación ambiental de calidez incomparable. En aquellos momentos no habría cambiado aquella choza por una habitación en un hotel de 5 ***** .
Fiesta del vino primeros de Octubre |
pueblo de Verdú y torres del castillo en el centro |
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