viernes, 7 de septiembre de 2012

ANTE TODO SEÑOR, DESPUES CAZADOR



Al nacer, tanto hombres como mujeres, ya llevamos dentro de nosotros la condición de cazador; también dentro de nuestro interior podemos llevar incrustada la humildad y la comprensión, así como el rechazo a todo lo que nos perjudica, muchas veces sin valorar las circunstancias que provoca tal hecho y sin pensar que obrando de distinta forma podríamos obtener mejores resultados, sobre todo a nivel moral o ético.




Como cazador, son muchas las millas que llevo recorridas por estas tierras de Dios y acumulados cansancios, calores, fríos, y como anécdotas salir vivo de una balsa de agua llena de lodo con toda la vestimenta de cazador, una costilla rota, golpes a montones y varias cicatrices aun visibles, eso si con satisfacción y siempre compartiendo todo con cualquier amigo o compañero.

Con 54 años cazando y pateando monte de todo tipo, las he visto y pasado de todos los colores, he cazado en 8 cotos de las provincias de Lérida - Barcelona - y Gerona. Solo en Verdú (Lérida) estuve como socio 17 años y en Callús Bages Barcelona con la temporada que entra cumpliré 15 años.

En Verdú cazamos juntos un primo de mi mujer, prácticamente nuevo en este mundillo, y yo. Para favorecerle me adentraba en el bosque cediéndole a el la parte limpia al ser mas inexperto y jamas tuve ansia alguna disfrutando sus lances como si fueran míos, gran persona por cierto, estuvimos cazando juntos unos 8 años y nos lo pasamos fenómeno.

Lo que nunca se me habría ocurrido pensar ni imaginar, me sucedió esta media veda con el socio (tal), ya conocido, y es que se encarara a mi echándome en cara la distancia que había entre el y yo, calculo unos70 metros, invitándome no con demasiada cortesía a buscar otro emplazamiento y diciéndome si no había mas terreno en el coto que donde estaba era su sitio, argumentando que le cortaría las palomas que le entraran por detrás (cuando la tirada no había empezado todavía, y la entrada de palomas era por su lado y no por el mio). Le sugerí ponernos uno a cada lado de la franja de monte, para dominar mejor el terreno ya que abarcaba unos 50 metros, mas los laterales de viña; su negativa fue rotunda, prediciéndome que no tiraría ni una paloma y así fue, pero no me  fui ya que eran puestos libres y el cazadero de menor este año se habían reducido muchas hectáreas,  para introducir -x- hectáreas de monte cerrado para el jabalí, lo cual era lógico tener que apretarse algo mas en media veda, ya que en realidad es un coto de mayor y la menor es un complemento de más.

Todos quisiéramos tener un buen puesto, pero hay que saber adaptarse y colaborar con los compañeros, de lo contrario acabaremos mal vistos, ademas de tener que traer la colchoneta la tarde anterior a la tirada para pasar la noche debajo de un pino, que seria nuestro puesto, pero de continuar con este afán terminaremos viniendo al puesto una semana antes, con la mujer y los niños,  ¡pobres criaturas! y ¡pobres  de nosotros!.

Es lastimoso que en una colla que casi es la misma cada año ocurran estas cosas, de hecho el primer año que cace en este coto también me encontré un personaje así, creo que ya no esta con nosotros, sin embargo y por suerte abunda mas la gente de buena voluntad, siendo muy escasos este tipo de personas.

Un año, estando en el puesto, tiré una paloma cayendo a mas de un kilómetro; yo soy de los que me gusta recoger la caza abatida y procuro dentro de lo posible no dejar piezas. Como iba diciendo, al llegar allí vi un montículo que me gusto y me puse; al momento salio un cazador de la maleza exclamando ¡hola! estoy aquí, yo le dije ¡hola! perdone no le había visto, ya me voy a lo que me contesto no hace falta yo estoy aquí arriba a la derecha usted póngase a la izquierda. El astro rey ya empezaba a mostrar sus facultades y la vuelta se hacia tediosa así que acepte, al final de la tirada los dos habíamos hecho percha despidiéndonos amablemente. ¡Que pedazo de cazador! pero sobre todo, qué gran señor.

He de exponer que el montículo redondo que ocupábamos los dos tenia un diámetro de uno 20 metros y los dos tiramos pájaros que el otro no podía ni ver o tirar posiblemente algún otro si, aquel día recibi de Miguel una gran lección de humildad y cortesía que muchos quisieran para si.

También he cazado con Carlos sin importarle, al contrario te aconsejaba donde ponerte para poder abatir alguna pieza, otra gran persona.

He citado los nombres de Miguel y Carlos simplemente para dar mas crédito, a lo que en este escrito se ha comentado.

Como dije antes, el primer año que entré en el coto me topé con un cazador, es un decir,  por algo parecido, me fui por no discutir ya que el primer buenos días que me soltó en tono malsonante fue "aquí ya estoy yo" 200 metros mas abajo vi un pino grande y siempre refiriéndome a la media veda al ponerme salio un hombre mayor de detrás del tronco, le salude y le pedí disculpas al irme me dijo en aquel rincón que se ve allí he hecho buenas perchas, le escuche y la verdad me fue bien.

Estos ejemplos nos dan la diferencia entre la humildad y la arrogancia, mal vista la ultima en todos los entornos pero mucho mas en el sector cinegético, ya que se trata de una actividad lúdica de la cual participamos todos los componentes del grupo y nuestra única misión es pasárnoslo lo mejor posible, aunque siempre hay alguien que se empeña en demostrar su mala condición.
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Y tengo más anécdotas que contar, pero mejor será en otra ocasión. Si quieres dejar tu comentario, como siempre, será bien recibido. Un fuerte abrazo!

       
  

    
   

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