viernes, 2 de octubre de 2015

POLÉMICA EN EL ABATE DE UN JABALÍ ENTRE DOS PUESTOS


Somos tres compañeros, que cazamos en un coto de menor, en la comarca del Anoia, en Barcelona, y nuestro gestor, administrador o dueño, como queramos llamarle, de los derechos de caza de dicho coto, caza en otra colla de mayor, que tienen creo que cinco cotos mas, alrededor del que nosotros estamos cazando, ademas del que nosotros somos socios de menor.

Mediante acuerdo de las dos partes, ellos cazan la mayor en nuestra área de caza, al tiempo que con tarjeta de invitación, del día que se desarrolla la batida, nosotros también podemos cazar el jabalí en cualquiera de sus cotos de mayor.


Como es natural en esta comunidad, el jabalí empezó el seis de septiembre y lo cazan sábados y domingos, pero nosotros, solo hemos asistido hasta ahora en dos ocasiones, el 20 y el 27 de septiembre, ya que hemos cazado la media veda y vamos cuando nos apetece, sin ningún compromiso.

No dejaría de ser una batida mas, si no fuera por la polémica que causó abatir un jabalí, que por otra parte solo se enteraron algunos de los asistentes a la cacería, siendo un servidor uno de los presentes ya que la polémica la argumentaron mis dos compañeros, al terminar la batida.

Para que nadie pueda sentirse aludido, he cambiado sus nombres por juan y Pablo, que cubrían dos puestos diferentes en la misma linea de orden. En mitad de la batida mas o menos, se escucharon los perros de rehala tocar rastro pero la cosa no paso de aquí, al rato juan sentado en medio de un carril de guarros, espeso de vegetación, se le apareció un jabalí a escasísimos metros, llevándose un buen susto los dos; el jabalí al ver a Juan y tras un fuerte bufido, giró y volvió para atrás. Sin más tiempo para reaccionar, a Juan, sentado como estaba, le dio tiempo de arrearle dos balazos y el jabalí desapareció entre la espesura.

Pablo, situado entre un hueco de árboles y maraña, dominaba desde un altillo un pequeño campo de espesa vegetación de corta distancia, por lo que los dos desde primera hora, desmontaron el visor de sus respectivos rifles. Pablo, al escuchar los tiros de Juan subió la guardia y al poco rato vio aparecer el jabalí cruzando dicho campo a velocidad normal y sin aparentes daños, apuntó tranquilo, al efectuar el disparo el guarro cayó muerto, pataleando un ratito sin moverse del lugar donde fue abatido.

Pasado un rato, apareció Juan, preguntando ¿donde está el jabalí que he matado? Pablo le fue indicando y tras varios intentos, logró que Juan diera con el jabalí, que calculo rondaría los 90 kilos de peso, al tiempo que los dos se juntaban en el lugar donde yacía el guarro.

Juan se erigió como el único autor de la muerte del jabalí, ya que consideró que al entrar el proyectil por la punta trasera del lomo algo cruzado pero con muy poca inclinación hacia abajo y presentando una herida de entrada de unos 15 centímetros de largo x 3 de profundidad, que el proyectil, alcanzó las partes vitales de corazón, pulmón e hígado, destrozando parte de ellas, lo que le provocaría la muerte, al recorrer tan solo unos 80 metros, argumentando que el guarro, ya le venia muerto a Pablo.

Seguidamente, Pablo le refirió a Juan como el vivió el lance y los hechos desde su postura: el guarro corría normal, pudiendo recrearse en el disparo, para asegurarlo mejor; al disparo de Pablo, el guarro cayó al instante, dejando sangre bajo la cabeza, pero sin gota de sangre alguna en el recorrido del bicho por el pequeño campo, hasta su muerte, por lo que Pablo comentó muy seguro de si mismo "este guarro lo he parado yo, sino tu no lo cobras" y señores míos aquí empezó la trifulca, más en serio que en broma, y que duró todo el camino de vuelta.

Nosotros no pertenecemos a la colla del jabalí; previo aviso para que lo recogieran, se presentó el presidente del coto de mayor y el jefe del coto de menor con el pickup para recoger el jabalí. Enzarzados mis compañeros en su discusión por las diferentes opiniones sobre el hecho, el presidente los miró a los dos y en cuestión de segundos dijo ¡he! cargad el guarro a la furgoneta y ya os aclarareis y dando media vuelta se fueron los dos.

Entonces el problema que teníamos era donde desollar el guarro y Juan propuso hacerlo en una casa de campo de un amigo suyo, previa llamada telefónica. Al llegar a la casa el hombre ya estaba esperando, así que nos pusimos manos a la obra. Una vez desollado el guarro, no se apreció daños importantes, salvo en el lomo sanguinolento, quedando las partes vitales corazón, hígado, pulmones y tripa totalmente intactos, incluso las paletillas, posteriormente se procedió al reparto de carnes entre los cuatro como es normal y lógico. Hay varias formas de desollar un cerdo del tipo que sea y la del amigo de Juan salvo en alguna cosilla no fue muy diferente. El tal amigo, ademas de su parte de carne, se llevó las patas seguramente para confeccionar algo de ornamentación así como la cabeza, para sacarle las caretas, y el hígado. Al despellejar la cabeza, se apreció un agujero profundo de una bala, en la parte media trasera de la galta, argumentando que era la salida del proyectil que había entrado por detrás, lo miré y no me pareció ladeado. Cansados y con ganas de llegar a casa, el amigo de Juan nos invitó a una cerveza y poco después nos fuimos cada uno a su casa, sin examinar el otro lado de la jeta del guarro, se presume por donde entró el proyectil.

Lo lógico hubiera sido que el amigo de Juan nos enseñara la otra parte de la cabeza y a nosotros se nos ocurrió tarde y digo yo ¿es posible que el amigo de Juan encontrara el orificio de entrada del proyectil y favoreciera a su amigo? o ¿tal vez se calló para no calentar mas el ambiente e intentar zanjar el asunto, quitándose responsabilidades?.

Lo que no encuentro ético es encerrarse, demandando como válida y única la versión por parte de Juan. Todos sabemos que el guarro es del que hace la primera sangre, y Pablo lo acepta, pero dadas las circunstancias y la trayectoria de entrada, ademas de caer la res justo al pegarle el tiro, es lógico que diga que él lo ha parado. Después de darle muchas vueltas estoy convencido de que fue Pablo el que paró el guarro con el tiro en la cabeza y él es lo único que reclama, que se le reconozca su aportación. Visto todo lo expuesto, casi aseguraría que este jabalí, podía tardar horas en morir, incluso llegar a salvarse ya que por instinto se llenan de fango y agua para taponarse la herida y acelerar su curación, suponiendo que se pudiera librarse de los puestos y de las rehalas ya que estaba en plena batida.

Como puede verse en la foto ,y teniendo en cuenta, que el animal, al correr, sube y baja las partes trasera y delantera, lo más posible es que sólo tuviera la herida ya comentada, tipo cuchillazo, y la bala ni siquiera se alojara en el cuerpo del animal. He trazado dos posibles trayectorias:La número 1, en negro, va muy alta; si a esto le añadimos que es posible que al dar la zancada las patas delanteras tocaran en el suelo, al contrario de como se ve en la foto, no puede tratarse de un tiro mortal.

De la herida (linea en rojo) parte la número 2 (linea azul), atravesando el posible interior del animal hasta la carrillera, causando así un gran desperfecto en las partes vitales del jabalí, lo cual nos demuestra la poca efectividad del tiro de Juan.

Lo que es seguro es que, a pesar de seguir siendo amigos, la discusión permanecerá durante mucho tiempo entre ellos.

Aquí les dejo un enlace a través de "CLUB de CAZA", escrito por LOLA FERNÁNDEZ, tituladdo

ARMAS DE MUJER

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